A UN PAÍS LLAMADO COLOMBIA
a la matria adoptiva.
JENNY LONDOÑO LÓPEZ
Este país que algunos llaman patria
Y otros lo ven como el lunar del mundo
supura muerte por sus cuatro costados,
pero derrama vida por todos sus rincones.
Este país ardiente, de pasiones volcánicas
Me duele en las costillas, en las ingles,
en el vientre bordado de famélicos signos,
en el pecho me duele con un dolor de siglos.
Tanto verde en sus valles, esmeraldas absortas
Tanto trino en sus pájaros, nostalgias fugitivas,
Tanta agua en sus entrañas, vertientes generosas,
rubíes incansables cantándole a la vida.
Hombres que no pudieron avistar las estrellas
la han cortado de tajo, con puñales siniestros,
cercenaron sus pechos de miel y de alabastro
la empaparon de pólvora y de sangre inocente.
Hombres que no tuvieron un cálido regazo,
le amputaron las piernas, le rompieron los brazos,
Hombres que nunca vieron un crepúsculo ardiente,
tomados de la mano de su amante,
quieren romper el sueño del Bolívar viviente.
Pero, en cada batalla que dio la muerte
hubo un pueblo gigante que no ha parado
de enarbolar el ristre de su sonrisa,
para bailar al ritmo de un vallenato.
Un pueblo que en cada cumbre grita su canto,
derramado en estrellas y fantasías
porque la patria herida duele en la médula
como largos puñales en el quebranto.
Hay una patria llena de cicatrices,
con jirones flotantes, venas abiertas
tierra dulce, de espigas y plenilunios,
que no calla sus voces ni con la muerte.
Madres de seda y roca que se resisten
a silenciar el grito de la esperanza,
manos como palomas que serpentean
para impedir el golpe de una derrota.
miércoles, 19 de marzo de 2008
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